LOS SIETE JEFES

Por Mateo Booz
traman un levantamiento
para quitar a los godos
sus prebendas y sus puestos
y a los hijos del país
otorgarles el gobierno.
Disponen para una empresa
tan erizada de riesgos,
de la ayuda poderosa
de Don Gonzalo de Abrego,
caudillo de Tucumán
y Santiago del Estero,
que quiere alcanzar los ríos
que caminan al océano.
Agua abajo se ha ido
Juan de Garay, tras el sueño
de fundar a Buenos Aires,
nuevamente, en el terreno
donde sucumbió Mendoza
por el hambre y los asedios.
Ausente el Gobernador,
es oportuno el momento
para que los siete mozos
den realidad a su proyecto.
Que sean los argentinos
amos, señores y dueños
de su suerte y de la tierra
donde viven y nacieron.
Duermen los santafesinos
en toscos catres de tientos,
y ateridos se arrebujan
en los abrigos chilenos.
¡Los padres de una progenie
inagotable de nietos!
El vecindario descansa
confiado; vela su sueño
un rondín de gente armada
que, con perfil de muñecos,
atalaya contra el indio
por cima del parapeto.
Y cuando la luna saca
entre los cirros sus cuernos,
derraman los centinelas
manchas de tinta en el suelo.
Siete bultos cautelosos,
siete sombras en acecho,
se deslizan por la arena,
debajo de los aleros.
En cada puño un estoque
y el coraje en cada pecho,
mientras las bocas mascullan
imprecaciones y credos.
El bando de la victoria
lo pregona el pregonero,
y alborozadas cornetas
alegran el campamento.
Culebrinas y mosquetes
aturden con sus estruendos,
y rebate el sacristán
las campanas del convento,
y azorados por la bulla
cambian los patos su vuelo.
Es Santa Fe patria libre
de déspotas y de regulos
para los santafesinos
actuales y venideros.
¡Santa Fe tiene siete años
y de su destino es dueño!
Ante su marcha precoz
ábrense claros senderos.
El júbilo que despierta
tan magnífico suceso,
bulle en la plaza y la calle
y en el corazón del pueblo.
Isabel de Leiva mira,
con una arruga en el ceño,
y asombrecido el semblante
ese holgar ardiente e ingenuo
de los hijos de la tierra.
¡No es miedosa y tiene miedo!
Y armados los chapetones
-cascos de turbios reflejos,
talabartes de metal,
rudas espuelas de hierro-
se congregaron en la plaza,
y junto al rollo, en el centro,
prometen sobre u misal
matar a los insurrectos
que undía de Corpus Christi
Se adueñaron del gobierno
contra las leyes de Dios
y del príncipe supremo.
Gritan: “¡Viva el Rey Felipe!
¡Matemos a los perversos!”
Y da su voz a esas voces
el Gobernador Arévalo,
que en esa ocasión entrega
a sus leales compañeros,
a las venganzas odiosas
y a la Justicia del Reino.
¡Malhaya el hombre alevoso
que, por ambición o miedo,
traiciona a los cojurados
y a su honor de caballero!
Antonio de Leiva duerme
en la paz del aposento.
Está Isabel a su lado
y está un Cristo en el testero,
Cristo de la Vera Cruz
que agrandó el nombre del pueblo
Y cuelga de la pared
la capa de terciopelo
que a Leiva, desde Santiago,
mandó Gonzalo de Abrego.
Palpita el tórax del hombre
con un pausado resuello;
y asoma un pie de mujer,
sonrosado, entre los lienzos.
Y de pronto y en tumulto
violan el dulce sosiego
ruidos de botas y espuelas
y gritos y juramentos.
Un remolino de bultos
y centelleantes aceros
gira en las sombras violetas
del naciente día funesto.
Y un mandoble de tizona
le rasga al doncel el cuello,
y diez puñales traidores
hacen vainas en su cuerpo.
Isabel de Leiva, viuda,
tiene en su regazo al muerto,
y con esa sangre criolla
de tornasoles bermejos
y ácido sabor de herrumbre,
moja su boca y sus dedos.
Quien esa mañana era
mozo idealista y esbelto,
es en la misma mañana
un yacente mudo y yerto,
con escarcha en las pupilas
y con escarcha en los huesos.
Los ojos encandecidos
y aborrascado el cabello
y como troncos hundidas
ambas manos sobre el pecho,
Isabel clama patética
su pavor y desconsuelo.
Desgarradas las raíces
del corazón y el cerebro,
hasta terminar sus años
andará como un espectro,
frías cenizas la cara,
tinieblas el pensamiento.
Y piedad para aquel mártir
creyente, patriota y bueno
pide al Cristo contorcido
que padece en el madero.
Y ese amanecer sucumben
cindo de aquellos mancebos
inmolados por las turbas
en sus camas, indefensos.
Y para que los mestizos
reciban lección y ejemplo,
ordena ese mismo día
el felón y cruel Arévalo
hacer cuartos los cadáveres
y desparramar sus miembros
al borde de los caminos
con infamantes letreros.
Horror para los pasantes
y festín para los cuervos.
Los otros dos cabecillas
del histórico alzamiento
contra la Corona Real
y contra los extranjeros,
huyen a Santiago en busca
de la protección de Abrego.
Pero a éste lo tiene Lerma
en la redes de un proceso
acusado de traidor
a su Rey y a sus decretos.
Y allá los prófugos hallan
el cadalso y el tormento.
Siete jefes inmortales,
patriotas, bravos, quiméricos.
Amaron a Santa Fe
y por Santa Fe murieron.
Laureles para la sien
de esos próceres: Romero,
Villalta, Mosquera, Ruíz,
Leiva, Venialbo y Gallegos.
Según en documento fechado el 24 de octubre de 1617, y conservado en el Archivo General, ilustra sobre el origen del patrono de la ciudad; el texto dice: “Por suerte salió por patrono de ella el bienaventurado San Gerónimo”.
Se le destinó un lugar de culto en la Iglesia Matriz, que aún hoy se conserva, y en la que se puede observar una imagen del santo en actitud penitente.
En aquellos primeros años de nuestra ciudad, los festejos al patrono se convertían en una verdadera celebración popular que convocaba a todo el vecindario a la plaza Mayor en la que, luego de pasearse la imagen, se efectuaban corridas de toros y juegos de cañas. Con el correr del tiempo se prohibieron estos juegos por las peleas y accidentes que solían suscitarse.
Año tras año fue ocurriendo lo mismo con distntas modalidades que daban marco al festejo originario, hasta que en nuestros días sólo que redujo a la evocación de su nombre y el feriado del día 30 de setiembre.
EL PRIMER MAESTRO DEL RIO DE LA PLATA
Santa Fe tuvo el primer maestro del Río de La Plata fue Pedro de Vega. El 13 de Mayo de 1577 el Cabildo de Santa Fe prohíbe salir de la ciudad a Don Pedro de Vega, porque según el acta: la ciudad quedaría sin la única persona que enseña a leer y escribir y además la doctrina cristiana a los niños de corta edad.
GOBIERNO DE LOS “21 DÍAS”

Mariano Candioti
Para fines de julio se producen las primeras insurrecciones en la provincia de Santa Fe. En la localidad de Esperanza, una junta radical formada por Martín Rodríguez Galisteo, Carlos Gómez, Manuel Cervera, Mariano Candioti, Demetrio Iturraspe y otros dirigentes, destituyen a las autoridades locales y asumen el poder. También en la ciudad de Rosario se sublevan encabezados por Lisandro de la Torre, Leandro N. Alem, Fermín Lejarza y Agustín Landó.
La Junta Revolucionaria del Norte comienza su avance hacia la ciudad de Santa Fe, apoyados por los colonos suizos que eran conocidos por su excelente puntería. Inmediatamente el Gobernador Cafferata presenta su renuncia y asume José Elías por ser el Vicegobernador. El 31 de Julio Elías no puede retener el avance revolucionario y entrega el poder a una junta integrada por Mariano Comas (Presidente del Senado) y Bernardo e Ignacio Crespo (políticos de la oposición).
Una vez quebrantadas las fuerzas oficiales, la Junta Revolucionaria nombra al Dr. Mariano Candioti Gobernador y al Dr. Agustín Landó como vice; éste fue el primer gobierno radical de la provincia.
La disolución de los poderes Legislativo y Judicial estuvieron entre sus primeras medidas, junto a la cesantía de los empleados que no estaban de acuerdo con su política.
Pero en el ámbito nacional era relevado del cargo de Ministro del Interior, Aristóbulo del Valle, quien en forma indirecta apoyaba las sublevaciones radicales. Y rápidamente asume al frente del Ministerio el Dr. Carlos Pellegrini, que envía al Congreso de la Nación la intervención a nuestra provincia, nombrando para esa función al Dr. Baldomero Llerena.
El 24 de agosto de 1893, el gobierno de los 21 días llegó a su fin y la provincia quedó, nuevamente, bajo la hegemonía de Luciano Leiva.
Los radicales se exiliaron y continuaron insurreccionándose en todo el país, acatando su propio lema: “Revolución y abstención”.
HISTORIA DE LA POLICIA PROVINCIAL

Luciano Leiva
Tras la revolución de 1810, nuestro Cabildo perdió representatividad y por ello, en 1833, se dictó un Reglamento con el fin de corregir la administración interna de la provincia. Así se suplantó en las figuras de un Juez de 1° Instancia en lo Civil y Comercial, un Defensor de Pobres y Menores, un Juez de Paz para los Cuarteles y un Juez o Jefe de Policía, las funciones que antes detentaba aquella Institución.
Con la llegada de los inmigrantes el panorama provincial fue expandiéndose y fue necesario crear ordenanzas abarcativas. El 31 de Agosto de 1964 se pone en vigencia el Reglamento de Policía Urbana y Rural, se creó el cargo de Jefe de Policía en la ciudad Capital, de un Oficial Primero para la Ciudad de Rosario, Jueces de Paz para cada uno de los cuatro departamentos (cabe recordar que la división política de la provincia estaba representada por los departamentos: La Capital, Rosario, San Gerónimo y San José), Comisarios para los cuarteles de la ciudad y para los de campaña.
En 1972, el Gobernador Sánchez Almeyra, decreta que el 31 de Agosto se instituya como Día de la Policía de la Provincia en homenaje a aquel Reglamento de 1964.
Con el correr de los años son necesarios los cambios estructurales en la organización policial, por ello en 1972 se promulga la “Ley Orgánica para la Policía de la Provincia”; y más tarde, en pos de ejercer un mejor control se crean las 19 Unidades Regionales, bajo la dirección de la Jefatura de Policía de la Provincia con asiento en la Capital .
LA REVOLUCION DE 1878

Servando Bayo.
Servando Bayo terminaba su período constitucional, como Gobernador provincial, el 7 de abril de 1878. Con este motivo se diseñó la candidatura del Dr. Iriondo, que era apoyada por el Gobernador y disponía de poderosos elementos, reconcentrados en la agrupación conocida como Club del Pueblo.
El partido liberal, fuerte por su número, y teniendo por base al pueblo de la provincia, se agitaba a su vez, y el 27 de Octubre de 1877 celebraba en el Teatro Argentino (Lisandro de la Torre entre San Martín y 25 de Mayo) una gran asamblea, proclamando la política de “la Conciliación”, sosteniendo frente a la candidatura de Iriondo la del señor Ignacio Crespo.
Todas las esperanzas de una elección libre desaparecieron cuando el Presidente Avellaneda envió a un Comisionado a presenciar el comicio; y éste declaró a quien quiso oírlo que era de necesidad el que el Dr. Iriondo fuese Gobernador de la provincia.

Foto del Club Conciliación, opositor a la política del Dr. Simón de Iriondo, y que contaba con el apoyo de Luciano Leiva. Entre ellos: Ramón Lassaga, José M. Echagüe y Ramón Candioti. Sostuvieron en 1878 la candidatura para Gobernador de D. Ignacio Crespo.

Simón de Iriondo
“Decidido el alzamiento la Junta Revolucionaria designó para el estallido la noche del domingo 14 de abril. Serían poco más de las 8 cuando el estampido de tres cohetes disparados en la parte norte de la ciudad anunció la hora señalada; casi simultáneamente se oyeron descargas en varias partes, y pronto fue un infierno de fuego el que se oyó en toda la ciudad.”
El Doctor Iriondo había sido avisado poco antes de estallar y desprendió varias partidas del Batallón 7 de Abril, para que recorriesen las calles de la población. Una de esas partidas, al mando del Alférez Astudillo encontró el primer grupo revolucionario casi en la esquina de las calles San Gerónimo y Moreno, Trabándose en combate inmediatamente, mientras grupos de ciudadanos armados atacaban a su vez la Policía, la Aduana y las Comisarías de sección.”
“En el primer encuentro ya había caído con la pierna rota de un balazo Ignacio Iturraspe. Mientras tanto era asaltada la casa del Dr. Iriondo, frente a la Plaza de la Casa de Gobierno (calle Gral. López), logrando éste, Don Servando Bayo y varios amigos escaparse por el portón de hierro de la Iglesia Matriz (Gral. López y San Gerónimo), guareciéndose en una de las torres.”
La primera partida de revolucionarios que penetró en la plaza procedía del cantón concentrado en La Chinesca, residencia de Mariano Cabal. Su objetivo era apoderarse de la Jefatura de Policía en calle 3 de febrero y San Martín, junto al Cabildo. El grupo estaba compuesto por unos 50 hombres, armados con Remington, quienes comenzaron el asalto, a pesar del recio tiroteo que se les hacía desde el edificio, defendido por Mariano Echagüe, jefe de policía, el comandante Machado y el mayor Ceferino Méndez.
Poco a poco, a pesar del ímpetu de los rebeldes, el gobierno va consolidando sus posiciones. El Poder Ejecutivo de la Nación, por orden de Avellaneda, se apresta a intervenir con sus fuerzas. Mientras tanto, centenares de revolucionarios son apresados y remitidos a la Aduana.
Ante el vuelco inesperado de los acontecimientos, Luciano Leiva, Francisco Iturraspe, Laurentino Candioti y otros jóvenes, convertidos en jefes del movimiento subversivo, emprenden la retirada hacia el norte.
Puesta en marcha la persecución de los insurgentes, los mismos son alcanzados al norte de la provincia, siendo derrotados por las tropas del gobierno en el lugar denominado Las Higueritas.
“A pesar de la revolución sangrienta que se le había hecho, Iriondo no tomó medida alguna contra los revoltosos, algunos de los cuales fueron apresados, para ser liberados enseguida. Perdonó y olvidó las ofensas. Yo he sido uno de ellos -dice Lassaga- a pesar de haberlo combatido con pasión.”
Investigación de José Rafael López Rosas.
LA CASA DE LOS CUERVOS
Basada en la Revolución de 1878.

1907 – G. Martínez Zuviría, tras obtener su título de abogado.
A la muerte de Sebastián Puig, uno de sus hijos compra la estancia a sus hermanos y la bautiza “El Tránsito”, viviendo allí con su familia hasta que la muerte lo sorprende en 1919.
En el año 1889 Gustavo Martínez Zuviría llega a Santa Fe, junto a sus padres, con apenas 6 años de edad. Para su instrucción en la ciudad, es enviado a los claustros jesuíticos, y una vez concluidos se aboca al estudio de las leyes, en la Universidad de Santa Fe.
Pero su orientación literaria era más fuerte y pasaba el tiempo en la sala de redacción de “Nueva Epoca”, donde publicó sus primeras líneas. Cabe destacar que en 1902 ya había publicado “Alegre” y dos años después “Rimas de amor”, su primer libro de versos, con el seudónimo de Hugo Wast. Mientras ejerce como profesor en la Fac. de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad, publica “Flor de durazno” (1911) y “Fuente sellada” (1914).
La vinculación con estas dos familias le permite impregnarse de las historias vinculadas a nuestro pasado, y a tantos alzamientos y revoluciones, en donde el destino hizo que los Iriondo y los Iturraspe estuvieran comúnmente en bandos opuestos.
Gustavo Martínez Zuviría había visitado la casona junto al arroyo Leyes y decidió darle un gran lugar en su novela, que se basaba en los hechos previos a la revolución contra el gobierno de Servando Bayo en 1878, y en abierta manifestación a la política del Dr. Simón de Iriondo, máximo caudillo del partido autonomista de nuestra provincia.
El título de la novela, “La casa de los Cuervos” se le atribuye a que en la estancia “El Tránsito”, junto a los grandes eucaliptos, revoloteaban diariamente tres cuervos.
En 1941, Argentina Sono Film llevó al cine esta historia con grandes estrellas, como por ejemplo: Silvia Legrand, hermana de Mirta.
Zuviría había nacido el 23-10-1883, y murió el 23-03-1962, en Buenos Aires.
LA EPOCA DEL TRANVIA
En 1889 eran tres las empresas que “competían”: “La Tranway Progreso de Santa Fe”, la empresa “Ciudad de Santa Fe”, y una tercera que, con destino al Matadero Municipal, privilegiaba el transporte de carga.

Así se viajaba, en algunas oportunidades, en los tranvías de Santa Fe. Gentileza Archivo“Diario El Litoral”.

La primer etapa planeaba un recorrido que se iniciaba en la hoy esquina de Rivadavia y 1° Junta (actual Seccional 1° de Policía), que por aquellos años era el puerto; de allí continuaría por 23 de Diciembre (hoy Av. Gral. López), hasta llegar al Cuartel de la Aduana (actual Plaza de la Legislatura, Gral. López y 4 de Enero).



30 de Abril de 1961 – al centro, Luciano Sartori, conduciendo el último tranvía. Gentileza Flia. Sartori.
La electricidad era un misterio y la novedad hizo que la algarabía fuera tal que esa noche hubo desde repique de campanas hasta fuegos de artificio.
El primer conductor fue Luciano Sartori, tenía 23 años; y también fue invitado a ser el último, el 30 de abril de 1961, cuando a las 23.27 con sus 70 años, ingresaba en la Estación Progreso (San Martín y Cándido Pujato), después de 47 años de servir a Santa Fe, al último tranvía.
Como hechos para destacar citemos que, recién en 1937, se incorpora un horario nocturno que se extendía entre la 1 y las 4 de la mañana. Un año después se agrega al servicio de tranvías una nueva forma de transporte urbano: “el ómnibus”.

Colectivos de las líneas G y B en 1940
LOS TRANVIAS
DATOS IMPORTANTES

1945 – Itinerario de las líneas de tranvías.
Trole: Lo que le suministraba a los tranvías los 380 voltios de electricidad para funcionar.
Pasajeros: 32 pasajeros sentados cómodamente, aunque en ocasiones llevaban gente hasta en los techos y colgados de las ventanillas (horas pico o salidas de la cancha) y viajaban 120 pasajeros.
Descenso: La puerta delantera era para descender.
Ascenso: Se realizaba por la puerta trasera donde se encontraba el guarda, encargado de cobrar.
Guarda: cobra al ingreso o lo hacía recorriendo asiento por asiento. Con los cambios de guarda, éste volvía a chequear todo el pasaje.
Motorman: Iba en la plataforma delantera conduciendo el coche. Al concluir el recorrido se iba al otro extremo, mientras movía los respaldos de los asientos, llevaba la palanca de contacto y giraba el trole, para retomar por el mismo camino.

Foto izquierda: Hermenegildo Cerelli conocido “Motorman”, gentileza Angela de Volta y Luis Martorino. Foto derecha: gentileza Mary Tévez, jefa de archivo Diario El Litoral.



LOS AUTOMÓVILES EN SANTA FE

Los primeros corsos santafesinos tenían su recorrido, que comenzaba en calle Comercio (hoy San Martín) desde la Plaza de Mayo hasta Tucumán, doblaban para volver por San Gerónimo y llegar a calle 23 de Diciembre (hoy Gral. López). Algunos años después se extendió hasta Humberto 1º (hoy Hipólito Irigoyen), y finalmente hasta Boulevard.
También en el Paseo de la Ondinas, en la actual intersección de Rivadavia y 1° Junta, se juntaban los criollos y marinantes a bailar con sus damas hasta la madrugada.
El teatro Argentino, de calle Lisandro de la Torre entre San Martín y 25 de Mayo, se bailaba después de la función de teatro. Otro teatro que participaba era el Politeama, ubicado en San Gerónimo y 1° Junta.
Los bailes del Carnaval eran célebres y existían varios puntos de encuentros, entre ellos el Club del Orden, reuniendo a las familias. También se organizaban en las casas particulares, y entre los bailes populares de destacaba el de la Plaza de Mayo, donde tocaba la Banda de Policía y una orquesta de acordeones y guitarras.
Las comparsas dieron su toque de alegría en estas fiestas. Tal vez la primera fue la llamada “Alegría” presidida por Nicolás Fontes, y en la que participaban, entre otros, Bartolomé Aldao, Juan Arzeno, José Gálvez, Francisco Clucellas, etc.
Se conocía en la misma época la comparsa “La Juventud”, dirigida por el coronel Ricardo Basso, e integrada por Néstor de Iriondo, Ricardo Aldao, Sebastián Puig, para nombrar algunos; siendo su orquesta dirigida por Vicente Geannot.
Durante la época de las revoluciones y disturbios políticos las comparsas no concurrían a los corsos por temor a enfrentamientos armados. Pero pasados estos acontecimientos, en abril de 1878, se forma la comparsa “La Fraternal” que reúne a los bandos en pugna hasta ese momento.
Terminado el corso, las bandas recorrían las casas de familia, para dar serenatas prefiriendo las casas de las novias o “festejantes” de los que formaban la comparsa.
Estos bailes duraban hasta pasada la medianoche, y los visitantes eran agasajados con vasos de agua fresca de aljibe, licor de rosas y cerveza. Las niñas regalaban a los presidentes de las comparsas, y a sus “festejantes” espléndidas coronas y ramos de flores naturales.
Otras comparsas que se destacaron en la historia de los carnavales fueron: “La Marina” en 1878; “Los Locos” en 1880; “Los Negros” y “Los Monos” en 1883; “Los Murmuradores”; “Los seis”; “Los Guitarreros”; “Los Luises”, “Los Hijos de la Noche”; “La Tuna”; “Marinos en tierra”; “Los Descamisados”; “Los Invencibles”, entre otras.
CUATRO FOTOS, CUATRO ÉPOCAS, CUATRO FORMAS DIFERENTES DE VIVIR EL CARNAVAL.


1959 – Carnavales en Av. Freyre y Bv. Pellegrini. A la izq. Ricardo Ruiz, y a su lado Sergio Kipler, reconocidos locutores de LT9 y luego Canal 13.

La campana del Cabildo de Santa Fe fue llevada por el Gral. Eustaquio Díaz Vélez, en nombre del Directorio porteño como prenda de saqueo de la ciudad en 1816, despojándole tam-bién de todo objeto de valor.
Desde aquella época se iniciaron los reclamos por recuperar lo que hoy es un símbolo del federalismo que alentó la lucha de todo un pueblo.
Algunos historiadores sostienen que fue forjada en las misiones jesuitas en 1773, y tras la expulsión de los religiosos de estas tierras pasó a ser propiedad del Cabildo. Pero luego del saqueo en 1816, estuvo en la Iglesia de La Ensenada hasta 1886, pasando al cuidado del párroco Roque Carranza. El sacerdote la dona al Museo de Luján en 1930, donde permaneció hasta ser restituida a la provincia de Santa Fe.
En 1973 es cedida en calidad de préstamo con motivo del IV Centenario de la fundación de la provincia. El gobierno la devuelve junto con un acta que dejaba constancia de la intención de gestionar permanentemente su devolución.
Finalmente, el 15 de noviembre de 1992 fue entronizada junto al busto que perpetúa la memoria del Brigadier General Estanislao López, el Patriarca de la Federación, en el hall de la Casa de Gobierno. En su regreso a la provincia fue acompañada por una columna de jinetes del Fortín Tradicionalista “Brigadier Estanislao López”, quien la restituyó a su depositario natural, el gobierno de la Provincia.
GARDEL EN SANTA FE

Publicidad del jueves 17 de Agosto de 1933, del diario “El Litoral”.
La última visita del tanguero a la capital santafesina fue en 1934, al comenzar la temporada de espectáculo, para ofrecer un recital en el cine Apolo, ubicado en calle Obispo Gelabert entre San Lorenzo y Saavedra.

1934 – Carlos Gardel, Dante Damiani (Director del diario “La Provincia”) y otros, antes de partir de nuestra ciudad rumbo a Córdoba.
El “Morocho del Abasto” presidió la cena que, entre cantos y libaciones, se prolongó hasta la madrugada. Al día siguiente, Gardel y sus guitarristas se despidieron de los santafesinos. El “Zorzal Criollo” no volvería nunca más. Un año después, el 24 de junio de 1935, encontraría la muerte en la tragedia de Medellín.
FESTIVAL FOLKLORICO DE GUADALUPE
A mediados de 1968, un grupo de personas integrada a la Comunidad Parroquial de la Basílica de Guadalupe, plantea la necesidad de ofrecer un espectáculo de jerarquía, que fuese accesible a todas las condiciones sociales y que pudiese a la vez, ser un mensaje de cultura.

1928 – Histórica palmera de Guadalupe. Foto publicada como postal, en recuerdo de la Coronación Pontificia del 22 de Abril de 1928. Puede observarse también la antigua reja que custodiaba al santuario y que databa de finales del siglo XIX.

Terminado ese primer encuentro con el canto y la danza de nuestra tierra, y con el convencimiento de que debía seguirse con el trabajo en este aspecto, se fijaron pautas y lineamientos a tener en cuenta.
Se acordó distribuir todos los años el 60% de los beneficios líquidos del evento, entre instituciones que en su accionar estuvieran prestando un real servicio a la sociedad.
Entre los artistas que han pisado el escenario del Festival de Guadalupe en los distintos años realizados se encuentran: Los del Suquía, Carlos Torres Vila, Los Visconti, Los Trovadores, Ballet Brandsen, Daniel Toro, Los 4 de Córdoba, Zamba Quipildor, Miguel Angel Morelli, Los Fronterizos, El Chango Nieto, Los Tucu Tucu, y otros.
EL RELOJ DEL HISTORICO CABILDO SIGUE MARCANDO LAS HORAS EN LA TORRE DE LA IGLESIA DEL CARMEN.
Según testimonios y fotografías de la época, la torre del Cabildo se terminó en 1875/76, durante el gobierno del rosarino Servando Bayo.
Basándonos nuevamente en datos y bibliografía de esos años, el reloj del cual hablamos, y que hoy se encuentra en la Iglesia del Carmen, en San Martín esquina La Rioja, podría, casi con seguridad, haber sido instalado en 1884 a través del Sr. Augusto Zentner, representante de la casa suiza de Ernesto Hoffman.


Para lograr esta toma contamos con la buena predisposición de la Sra. Olga Boretto, quien nos facilitó el espacio físico ideal. Si bien este reloj no está dando la hora exacta actualmente, contamos con que vuelva a hacerlo. Foto R. Di Terlizzi.
A principios de siglo, bajo el gobierno del Dr. Rodolfo Freyre, el peso de la torre conspiraba contra la estructura del antiguo Cabildo, por lo que se decidió demolerla y con ella reubicar el reloj, que fue colocado en 1904/1905, en su actual lugar, la Basílica Nuestra Señora del Carmen.
Destaquemos que para esos años la iglesia ya había sido totalmente levantada y consagrada en el año 1893.
Pasar un día por esta esquina tan céntrica de Santa Fe, detenernos, levantar la vista un instante, mirar ese reloj y disfrutar sus tañidos dando las horas, es sentir la historia de cerca, es sentirse orgulloso como santafesinos, de mantener la rica historia de nuestro pasado aún vivo.
LOS COMERCIOS CENTENARIOS DE SANTA FE
LOS PIRINEOS – 1898 – 1998

Este era el estilo publicitario que se utilizaba en 1939 para atraer la atención de los clientes.

1939 – Frente del comercio, ubicado en la esquina de San Gerónimo y Mendoza, frente a la manzana que ocupaba el Mercado Central.
Pauta de ello lo dan sus tres depósitos: Rioja y 1° de Mayo y dos en 1° Junta al 2700 (uno frente a otro).
Llega a tener 48 personas trabajando en las distintas tareas que incluían el reparto y venta a domicilio.
Varias generaciones caminaron nuestra ciudad con el famoso “Oscaria”, un muy requerido calzado de épocas pasadas.


Con el apoyo de gente como los Sres. Francisco Ortega, Eugenio Tarragona, los hermanos Blas y Francisco Becerra entre otros, y luego de transitar su vida junto a Los Pirineos, en el año 1979 los hermanos Negri (Enrique, Antonio Alberto, Conrado y Luis) se retiran para dar paso a los renovados bríos de la gente joven a través de la familia López.
Actualmente Mario y Marcelo López, bajo la atenta supervisión de don Héctor, su padre, siguen escribiendo parte de la historia del calzado en Santa Fe.
Colaboración especial: Prof. Ana María Cecchini de Dallo.
PASADIZOS Y CONSTRUCCIONES SUBTERRANEAS EN SANTA FE
Mediante el presente informe se pone a la consideración pública una investigación en ciernes que deba tener continuidad para rendir mejores frutos.
La bibliografía histórica santafesina nos ofrece referencias sobre hallazgos producidos de manera casual en oportunidad de realizarse obras de construcción en el barrio sur.
Para sistematizar la información el Archivo general de la Provincia realizó una llamada pública orientada a relevar las construcciones subterráneas – no exclusivamente los túneles – sótanos complejos, cisternas, aljibes, pozos ciegos de tamaño considerable, conductos para el agua o cloacas en desuso, depósitos, heladoras para carne, zanjas entubadas y rellenadas.
Se presentaron 18 informantes, con datos sobre 30 puntos urbanos con antecedentes de construcciones subterráneas coloniales, 16 dentro de solares del barrio sur y 3 en la calle propiamente dicha en la misma zona. Los restantes 10 se localizan en edificios de la segunda mitad del siglo XIX y en otros barrios.

De las construcciones que denominamos “coloniales”, a las que suponemos correspondientes a los siglos XVII, XVIII y XIX, según las características asignadas se las ha podido clasificar:
en tres casos se trata de criptas y túneles en edificaciones religiosas: Iglesia de San Francisco, Santo Domingo, (de ésta saldría un túnel de aproximadamente 1,70 m de alto por 1,50 m. de ancho que posiblemente se dirigía al Cabildo) y de la Compañía de Jesús. En este complejo de edificaciones se registran datos numerosos y diversos, hasta diríamos contradictorios, los que intentaremos ordenar. Un túnel tiene salida por el aljibe que se encuentra en el pequeño patio lateral, al lado de la Sacristía y debajo del Museo. Este se uniría, si atendemos a ciertas versiones, con el que estaba detrás del escenario del cine Garay. para algunos éste pasadizo se vincularía con el Cabildo y estaría relacionado con los hundimientos producidos en la esquina de 3 de febrero y San Martín; otro dato refiere a una pared del museo que permitía que una persona se desplazara por ella hacia el interior del Colegio. Por otra parte, se conoce que la iglesia estuvo unida a la casa de José Freyre (donde funcionó por alrededor de una década la Casa de Ejercicios de la Compañía) ubicada en San Martín y General López, por un paso subterráneo que cruzaba la calle. Finalmente se reiteraron los informes sobre el único reconocido por las autoridades del Colegio Inmaculada y aún subsistente que lo vincula a éste con el Ateneo cruzando por debajo de la calle 25 de Mayo.
Un sótano con entrada secreta, escondida dentro de la pared de donde salía la escalera descendente, el espacio subterráneo era de dimensiones importantes y estaba dividido en cuatro compartimentos. La propiedad donde se encontraba es la Casa de los Aldao, hoy sede de la Junta Provincial de Estudios Históricos, construida en el siglo XVIII y que perteneció a los Márquez Montiel primero y luego a los Lacoizqueta.
Los 12 datos correspondientes a lotes de propiedad particular donde se detectaron construcciones subterráneas se ubican del modo siguiente:
San Martín 1600 (vereda par) Casa de Pedro Echagüe, luego Convento de la Siervas de María y actualmente Subsecretaría de Cultura de la Provincia. No pudieron precisar características.
San Martín y Buenos Aires (Edificio Buenos Aires Palace)
Buenos Aires 2600 (vereda par) Casa Gómez Iriondo Lecubarri. Era la verdadera casa de la Virreina donde vivió con su familia Rafaela de Vera y Pintado, que se casó con el virrey del Pino.
Moreno 2600 (vereda impar) Con respecto a este se dice que en el segundo patio había una entrada enrejada por la cual se ingresaba al pasadizo.
San Martín 1811. Casa de José Gálvez. Segundo patio, sala de la cual se bajaba a un sótano, de éste partía el “túnel”, angosto de más de 1,80 m. de alto por 1,50 de ancho a cuyos costados había cuartos pequeños con rejas.
San Martín 1951. En este caso el hallazgo se produjo al levantarse un nuevo edificio, si bien la familia que habitaba la casa conocía su existencia por tradición oral, los testigos fueron varios y el informante era uno de ellos. Orientación norte-sur de ladrillos.
San Martín 1943. Ubicado en el patio de atrás, sin calzar, es decir sin ningún tipo de mampostería.
San Martín y Juan de Garay. En la casa que perteneciera al Club del orden En 1979 al realizarse las excavaciones para construir un nuevo edificio se localizó un pasadizo sobre al pared sur, con dirección norte-sur, de dimensiones considerables ya que les demandó varios días rellenarlo.
Juan de Garay 2600 o 2700 (vereda impar).
San Martín 2000 (vereda impar) Casa de Josefa Puig de Hernandorres, hoy edificio Rawigo. La construcción subterránea estaba calzada, con mampostería, es decir con ladrillos colocados sin demasiada prolijidad y orden.
Entre Ríos 2880, entre 1° de mayo y 9 de julio. Fue localizado al efectuarse la subdivisión para dotar de agua corriente a las tres casas existentes. La excavación era de unos dos metros y el pasadizo tenía orientación sudoeste-noreste, la altura era de más de 1,50 m. y poseía rejas. Posiblemente, según la tradición familiar de la denunciante, se comunicaba con Santo Domingo.
En la Casa de Gobierno existía un pasadizo ubicado en la pared sur de la planta baja en la que había sido sala de calderas, a unos 3 metros de profundidad. Fue clausurado mediante una pared. Debe recordarse que este edificio fue levantado donde estuvo ubicado el Cabildo.
Ahora bien, estos pasadizos pudieron durar tanto tiempo?
El suelo de la ciudad es arenoso en las riberas, pero apenas unos metros adentro presenta dos características: es suelto y liviano el superficial y después de los 80 cm hacia abajo muestra un perfil de tipo B: arcilloso fuertemente marcado que admite perfectamente construcciones de este tipo, es en el que hoy se asientan las casas. En cuanto a las napas de agua, recién están a los 3 metros.
Los túneles en la calle propia-mente dicha:
Amenábar entre San Gerónimo y 9 de Julio en la boca de tormenta, se descubrió en oportunidad de hacer trabajos Obras Sanitarias. El testigo bajó y lo recorrió 3 ó 4 metros, era de tierra y tenía un recorrido hacia el Este (San Francisco) y otro hacia el norte (Santo Domingo), era de 2 metros de altura y 2,50 metros de ancho.
San Martín y Juan de Garay, con la entrada en la boca de tormenta. Estaba trabajando la municipalidad, década del ‘60, se orientaba hacia el sur, tenía una altura de 2 metros y era de bóveda de ladrillos.
San Gerónimo entre Uruguay y Jujuy, se trata precisamente del túnel motivador de este trabajo. Ubicado en la cuadra peatonal, frente al Museo Policial y que si se concreta el proyecto de excavar puede servir para develar parte del misterio.
Con respecto a estas construc-ciones, salvo por la que el testigo describe como de tierra, por todo las demás: ubicación en el centro de la calzada, altura, ancho, etc., nos permiten suponer que esos túneles en la calzada se relacionan con la primera red cloacal de la ciudad.
Por otra parte y hasta tanto no se pueda constatar fehacientemente, también debe considerarse la alternativa de que se relacione con el tendido de agua corriente de la cual hemos consultado el plano de Obras Sanitarias de la Nación de 1915. De su análisis se desprende que en Juan de Garay y San Martín cruzan cañerías de mayor volumen, en San Gerónimo y Uruguay existía una válvula para incendios, lo que probablemente supone una construcción más importante, y lo mismo aparece en Amenábar y San Jerónimo.
Conocer algunos y recuperarlos sería de enorme valor, ya que nos aproximaría a una faceta atractiva y oculta de los santafesinos de ayer, y desde el punto de vista de la arqueología urbana, así como desde la óptica actual de lo patrimonial – urbanístico, ya que supondría poner a la consideración de la comunidad parte de aquellas construcciones que fueron precursoras en materia de salubridad para la ciudad y que se integran al ámbito de la cultura de los pueblos como obras de ingeniería de carácter histórico-social.

Profesora de Historia para la enseñanza media y superior.
Post Grado: Licenciada en Historia.
Directora General del Archivo General de la Provincia de Santa Fe, desde 1992.
ANTECEDENTES DOCENTES:
Facultad de Historia de la Universidad Católica de Santa Fe.
Profesora Adjunta de Historia Americana III, desde el 1° de abril de 1972 al 1° de abril de 1975.
Profesora Titular de Historia Argentina II, desde el 1° de Octubre de 1977 al 1° de abril de 1981.
Cesó por renuncia.
ALGUNAS PUBLICACIONES:
La ganadería en la Provincia de Santa Fe a través de los Registros de Contribución Directa. 1850 – 1860. Cuadernos de Cultura N° 2. Subsecretaría de Cultura de la Provincia, Santa Fe, 1984, p. 37 – 48.
Sunchales: propiedades rurales y urbanas. 1886 – 1894. En: Sunchales: los hechos, los hombres y las instituciones que formaron su centenaria historia. Museo y Archivo Histórico Municipal. Sunchales, 1986, p. 151 -188.
La elección provincial de 1912. Separata. En: Revista de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, N° LVII. Santa Fe, 1987 – 1991, p. 89 – 103.
Las transformaciones de la economía y la sociedad (1862-1912). En: Nueva enciclopedia de la Provincia de Santa Fe. Ediciones Sudamérica, Santa Fe, 1991, tomo I p. 241 – 265.
Los grupos políticos en Santa Fe. 1853 – 1863. Ministerio de Educación. Ediciones Culturales Santafesinas, Santa Fe, 1992, 91p. Premio Historiográfico Manuel Cervera 1985. Presentado en la Feria del Libro. Día de la Provincia de Santa Fe, Buenos Aires, marzo, 1993.
El siglo XIX y los nuevos interrogantes de la historia. En: América: crisis, construcción y desafío. Ediciones Sudamérica Santa Fe, Buenos Aires, 1992, p. 149 – 199.
Urbanización y arraigo de la población en el proceso de colonización de Santa Fe. Separata. En: revista de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe N° LIX, Santa Fe, 1993, p. 107 – 141.
Los estudios universitarios y la Compañía de Jesús en Santa Fe. En: RA (Revista de la Arquidiócesis de Santa Fe) Santa Fe, julio-dic., 1992 p 17-40. Extracto publicado en Revista Inmaculada, Santa Fe, 1989. Presentado y aprobado en el 1° Congreso de Historia de la Iglesia en Santa Fe realizado en 1990.
Los gobiernos provinciales del ciclo radical y la década de 1930. En: Nueva enciclopedia de la Provincia de la Provincia de Santa Fe. Ediciones Sudamérica, Santa Fe, 1993. t.III, p. 51 – 78.
Las primeras elecciones comunales en el Departamento San Gerónimo por aplicación de la Ley 1780 (dic., 1913) Fundación Eduardo de Bonis, 1994, p. 165 – 172 (Separata). Presentado y aprobado en las Jornadas de Historia del Departamento San Gerónimo y su región. Gálvez, 14-15 setiembre de 1990.
El Departamento San Gerónimo en el esquema de poder provincial del siglo XIX. Municipalidad de Coronda, Coronda, 1995, p. 83 – 94. Presentado y aprobado en la Jornada de Historia del desarrollo urbano y rural en la antigua jurisdicción del Departamento San Gerónimo, Coronda, junio de 1994.
Tiene numerosos trabajos inéditos, éditos en colaboración, éditos en folletos y diarios.
Es Miembro de Número de la Junta de Estudios Históricos de Santa Fe, Presidenta de la Comisión Argentina de Desarrollo de Archivos 1997/1999, y ha participado en la organización de cursos y congresos, dictado cursos y conferencias, asistido a cursos, etc.
COLABORAN EN EL ARCHIVO GENERAL DE LA PROVINCIA
Prof. Cristina Schafer de Meneghetti Jefa Archivo Histórico
Prof. Graciela González Jefa Centro de Información
Bibliotecaria Vilma Ester Salas Jefa Sala de Referencias
Lic. Liliana Montenegro de Arevalo Subdirectora Archivo General
Prof. Mercedes Valdez de Cristina Jefa de Ingreso y Préstamo Documental
Dis. Graf. Fernando Nogueira Jefe fototeca-hemeroteca
Prof. Pascualina Di Biasio Jefa de Departamento Archivo Intermedio.